Pero la muerte se suicida si me hipnotizas con tus pupilas. Gritame con los ojos,que se van a humedecer de felicidad.

lunes, 2 de abril de 2012

Mírame soy feliz, tu juego me ha dejado así


Sálvese quien pueda y ¡pum!. No hay motivos, no hay razones, no hay nada. Nada. Lo que queda es un rastro de recuerdos, sonrisas y lágrimas. Un rastro de vida, cargado de rencor. Rencor hacia el pasado, hacia la felicidad, rencor hacia el olvido. Dulzura del recuerdo. Sabor amargo de los besos olvidados. Polvo en el camino. Algodón en las nubes. Dolor que raya lo imposible. Abrazos rotos. Caricias dolorosas. Miradas ardientes, y lágrimas culpables. ¡Que dan igual los momentos vividos! ¡Dan igual los problemas! Da igual el alcohol que has bebido para olvidar. Dan igual los cigarros abandonados en un cenicero de la cocina. Da igual toda la vida que hayas ganado y toda la vida que has perdido. Olvídate de todo. Por un puñetero momento céntrate en ti y no en ella, ni en su mirada, ni en sus labios, ni en su carácter. Vive. Respira. 1,2,3 ... No hay límites. El horizonte es inmenso. El dolor es soportable. Llora hasta ahogarte, ríe hasta morirte. ¡Joder! Eres tú, no eres ella. Has nacido para esto, para este dolor, para este momento. Es el destino. No es solo un día, ni dos, ni tres, es tu vida. Haz con ella lo que desees. Llora, grita, gime, ríe. Muere. Que al final lo único que importa es lo aprendido.

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